lunes, 18 de julio de 2011

El ruido informativo hacia el fumador

En las últimas semanas he leído y escuchado mucho ruido, ruido informativo. En una sociedad en la que nos es más fácil buscar culpables que soluciones, en la que la paja en el ojo ajeno es mucho más visible que la viga en el propio, no era de extrañar que los fumadores estemos en el punto de mira.

Los vecinos de la mayoría de las ciudades españolas se quejan del ruido, un problema que viene aquejándonos muchos años atrás. No es nuevo que la contaminación acústica en nuestro país sea una de las más altas del mundo, de hecho, desde 2003 tiene su correspondiente regulación, precedida también por las recomendaciones de la OMS.

Podríamos encontrar muchos culpables: la cultura de calle, el ocio, el tráfico, las fábricas, las interminables obras urbanísticas... pero no, la culpa es de los fumadores, que salen a la vía pública a interrumpir el sueño a los demás, siendo de nuevo y sin sentido la diana a la que apuntan todos los dardos de la sociedad.

Insalubridad e incivismo son las nuevas acepciones que se nos atribuyen contribuyendo a fomentar esa persecución gubernamental y ese desvío de atención ante su incapacidad de encontrar soluciones viables.

En medio de la polémica, una vez más, los hosteleros, que después de insonorizar sus locales, habilitar una zona para fumar a día de hoy inservible y tener que pedir y pagar los permisos para poner una terraza, vuelven a sufrir la amenaza de ser sancionados si no controlan a los que fuman en la puerta de sus establecimientos. Lógicamente algunos de ellos intentan esquivar responsabilidades, por otro lado inmerecidas, aludiendo de nuevo a la culpabilidad del fumador.

Humo en el “Living Room”


Pero como contradicciones tampoco nos pueden faltar, existe otra parte de la población que se queja del ruido que conlleva el fenómeno del “Living Room”, algo muy habitual en las culturas europeas y que empieza a proliferar en España a partir, dicen, de la “Ley persecutoria antitabaco”: hacer reuniones en casa con los amigos.

Entiendo entonces que el aproximadamente 72% no fumador de la sociedad no hace uso de las terrazas y en el caso de querer tomar un refrigerio prefiere hacerlo bajo la cuestionable salubridad del aire acondicionado, entiendo que quien fuma también aprovecha para llenar las calles con latas, bolsas o papeles y que la crisis económica no tiene nada que ver en que, fumadores o no, muchos prefieran quedarse en casa e invitar a los amigos para intentar llegar a fin de mes.

Entiendo que... no entiendo nada.

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