miércoles, 27 de julio de 2011

Derechos de los fumadores

Tomando café con unas amigas discutimos sobre si los fumadores hemos sido relegados, como también les sucede a otras minorías, a ciudadanos de segunda. Para mí la respuesta es clara, además, no considero la nueva normativa como una ley antitabaco, sino como una ley antifumadores, por eso, al igual que hice con el Decálogo para un Gobierno no fumador, hoy me gustaría recoger algunos de nuestros derechos desde una visión muy particular.

Lo peor es que estas diferenciaciones absurdas no deberían existir. Posiblemente este artículo sólo lo habría dedicado a recordar los Derechos Humanos Fundamentales, que por otro lado, no estaría mal que muchos releyesen.

Si algo me resulta curioso es que juzgamos y sentenciamos sin tener ni idea de lo que estamos hablando, lo que me ha llevado a encontrar en el tabaco un tema que sirve para englobar muchas de las incongruencias gubernamentales, democráticas y sociales actuales.

Artículo 1: Todo fumador tiene derecho a la libertad de elección, de expresión y de pensamiento, debiendo comportarse fraternalmente con los no fumadores y no siendo molestado a causa de sus opiniones.
Artículo 2: Todo fumador tiene derecho a la libertad de reunión pacífica y a no sufrir injerencias arbitrarias en su vida privada, su domicilio, ni ataques a su honra o su reputación.
Artículo 3: Todo fumador tiene derecho a la seguridad social si su deseo es dejar de fumar o si, como consecuencias del tabaco o no, necesita asistencia sanitaria.
Artículo 4: Todo fumador tiene derecho al disfrute de su tiempo libre.
Artículo 5: Todo fumador tiene derecho a que la educación, los medios y el Gobierno fortalezca el respeto a sus derechos y a sus libertades fundamentales, favoreciendo la comprensión, la tolerancia y la amistad entre fumadores, no fumadores, fumadores pasivos y ex fumadores.
Artículo 6: Todo fumador está sujeto a unos deberes, obligaciones y limitaciones en el ejercicio de sus derechos, establecidos por la ley con el fin de reconocer los derechos y libertades de los no fumadores, satisfaciendo las exigencias de la moral, el orden público y el bienestar general en una sociedad democrática, entre los que tendrán especial importancia la protección a la infancia.

Recordar que mientras el tabaco sea legal, todo fumador tiene derecho a fumar.

domingo, 24 de julio de 2011

Mad Men, el tabaco y la memoria selectiva

Me resulta muy curioso el funcionamiento de la memoria humana, la capacidad para olvidar ciertos acontecimientos o conversaciones que no nos interesan y cómo recordamos con todo lujo de detalles lo que refuerza nuestra autoestima, lo que nos resulta útil o aquello que nos sirve para confrontar diversas situaciones en nuestra vida cotidiana, la denominada memoria selectiva.

El tabaco no siempre tuvo que lidiar con trabas administrativas y sociales, hubo una época en la que no sólo estaba bien visto sino que además era equivalente a sofisticación, atractivo sexual e incluso longevidad.

Algunas de las mejores y más grandes campañas publicitarias de principio del siglo XX estaban asociadas a marcas tabacaleras, se hacían concursos de bellezas para fumadoras y se utilizaba a niños o doctores que afirmaban que fumar era bueno y recomendable.

La serie Mad Men, para quienes la conozcáis, lo refleja a la perfección: el tabaco como forma de desestresar, compartir, celebrar, reflexionar… y su vinculación con el mundo de la publicidad en los años 60. El machismo, el clasismo y el sexo tampoco se quedan atrás, pero después de las recomendaciones de la OMS y las medidas antitabaco que se están tomando en diferentes países, Don Draper se convierte, como el resto de los fumadores, en objeto de críticas y ataques injustificados.


Vuelvo a hacer hincapié en que de ningún modo me gustaría incitar a fumar, pero sí recordar que existen unos antecedentes históricos que no debemos olvidar y a diferencia de entonces, tenemos a nuestro alcance toda clase de información sobre los riesgos del tabaco, por lo que pediría que se nos tratarse como personas capaces que entienden y eligen libremente. Al menos, hasta que los próximos estudios vuelvan a decir lo contrario y encuentren facultades beneficiosas a fumarse un cigarro después de comer…

miércoles, 20 de julio de 2011

Tomemos el relevo, indignémonos

Tengo que reconocer que no veo mucho la televisión, para evadirme y desconectar prefiero un libro, además no me atrofia la mente y por regla general supone una aportación extra a mis conocimientos o/y a mi imaginación.

Mi última lectura ha sido ¡Indignaos! (lo pondré en cursiva porque no quiero malas interpretaciones con las comillas), que no clasificaría exactamente como un libro, sino más bien una proclama democrática, una declaración de intenciones, una palmada en el culo a la sociedad para ver si espabilaba… y lo hizo, lo hicimos, pero sin ánimo de ser pesimista, todavía queda mucho camino por recorrer.

Stéphane Hessel, desde la sabiduría que da la edad y la experiencia, pero sobre todo, desde la indignación de ver cómo todo por lo que ha luchado se desvanecerá si seguimos sin hacer nada, trata la mayoría de las temáticas que recogerá posteriormente el movimiento 15M. Considera que es nuestra obligación velar por una sociedad de la que sentirnos orgullosos y que se podría resumir en lo siguiente:
  • Proteger la Seguridad Social y las pensiones.
  • Instaurar una verdadera democracia económica y social alejada de los intereses financieros de banqueros, políticos, empresarios y medios de comunicación.
  • Conseguir una prensa independiente.
  • Crear un sistema educativo que desarrolle el espíritu creativo y crítico.
Para conseguir todos estos puntos aboga por una insurrección pacífica, alegando que la violencia sólo conduce a más violencia y, exactamente así, fue como se desarrollaron las acampadas en toda España tras el 15M y como la resignación y la apatía comenzó por fin a desaparecer y a contagiarse en el resto del mundo. Sólo espero que la fiebre y euforia del momento no empiece a desaparecer o a refugiarse en panfletos partidistas. Depende de todos nosotros.

“Tomad el relevo, ¡indignaos! Los responsables políticos, económicos e intelectuales, y el conjunto de la sociedad no deben dimitir ni dejarse impresionar por la actual dictadura de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia.”

Os dejo un enlace en que que podéis descargar ¡Indignaos! en PDF.

lunes, 18 de julio de 2011

El ruido informativo hacia el fumador

En las últimas semanas he leído y escuchado mucho ruido, ruido informativo. En una sociedad en la que nos es más fácil buscar culpables que soluciones, en la que la paja en el ojo ajeno es mucho más visible que la viga en el propio, no era de extrañar que los fumadores estemos en el punto de mira.

Los vecinos de la mayoría de las ciudades españolas se quejan del ruido, un problema que viene aquejándonos muchos años atrás. No es nuevo que la contaminación acústica en nuestro país sea una de las más altas del mundo, de hecho, desde 2003 tiene su correspondiente regulación, precedida también por las recomendaciones de la OMS.

Podríamos encontrar muchos culpables: la cultura de calle, el ocio, el tráfico, las fábricas, las interminables obras urbanísticas... pero no, la culpa es de los fumadores, que salen a la vía pública a interrumpir el sueño a los demás, siendo de nuevo y sin sentido la diana a la que apuntan todos los dardos de la sociedad.

Insalubridad e incivismo son las nuevas acepciones que se nos atribuyen contribuyendo a fomentar esa persecución gubernamental y ese desvío de atención ante su incapacidad de encontrar soluciones viables.

En medio de la polémica, una vez más, los hosteleros, que después de insonorizar sus locales, habilitar una zona para fumar a día de hoy inservible y tener que pedir y pagar los permisos para poner una terraza, vuelven a sufrir la amenaza de ser sancionados si no controlan a los que fuman en la puerta de sus establecimientos. Lógicamente algunos de ellos intentan esquivar responsabilidades, por otro lado inmerecidas, aludiendo de nuevo a la culpabilidad del fumador.

Humo en el “Living Room”


Pero como contradicciones tampoco nos pueden faltar, existe otra parte de la población que se queja del ruido que conlleva el fenómeno del “Living Room”, algo muy habitual en las culturas europeas y que empieza a proliferar en España a partir, dicen, de la “Ley persecutoria antitabaco”: hacer reuniones en casa con los amigos.

Entiendo entonces que el aproximadamente 72% no fumador de la sociedad no hace uso de las terrazas y en el caso de querer tomar un refrigerio prefiere hacerlo bajo la cuestionable salubridad del aire acondicionado, entiendo que quien fuma también aprovecha para llenar las calles con latas, bolsas o papeles y que la crisis económica no tiene nada que ver en que, fumadores o no, muchos prefieran quedarse en casa e invitar a los amigos para intentar llegar a fin de mes.

Entiendo que... no entiendo nada.

viernes, 15 de julio de 2011

La Rottenmeierización del Gobierno

¿Quién no ha pensado alguna vez, cuando los ve dando un mitin o en el debate sobre el estado de la Nación, son como niños? Sí, hablo de los políticos, esos personajes que, queriéndolo o no, han convertido la democracia en una prolongación de Sálvame: que si tú dijiste, que si me he enterado, que si ahora me enfado y no respiro… En definitiva, una regresión democrática y gubernamental equivalente a una adolescente recién salida del cascarón.

Lo realmente peligroso es que bajo esa imagen inmadura de nuestra política se encuentra una institutriz de primera, aparentemente estricta e inflexible, aunque ingenua, desorientada y miedosa. Es como esa mujer de 36 años amargada, caprichosa, impulsiva y egoísta que siempre ha conseguido lo que ha querido, es la señorita Rottenmeier.

Nuestro Gobierno nos trata como si fuésemos niños, como si hubiésemos perdido la facultad de decidir y de pensar, con leyes que parecen más propias de un correctivo que de un Estado plural, como si fuese la versión mala de SuperNanny y creyesen que nuestra atención se difumina si no nos establecen unas pautas claras con sus correspondientes consecuencias: “esto no se hace”, “esto no se toca”… “caca”.

De lo que no nos damos cuenta es que nosotros no somos Heidi ni Clara, sino el padre de esta última. Somos quienes debemos marcar el camino a seguir, a quienes nos deben consultar cómo proceder ante una situación no contemplada de antemano, quienes tenemos potestad de despedir, aplicar un correctivo, una reducción de sueldo en tiempos de crisis o por baja productividad y ausentismo laboral, no siempre al revés.

La opresión política, social, laboral, educacional y familiar muchas veces nos provoca dejarnos llevar, una cierta comodidad a lo que creemos es guía y en la mayoría de ocasiones es autocracia. La obediencia es cómoda y creemos que nos exime de responsabilidades cuando no es así. No podemos elegir a un representante y dejarle actuar impunemente sintiendo que nuestro único compromiso está en las urnas.

En épocas de incertidumbre como la que vivimos parece que es más fácil seguir un camino prefijado porque la duda, la diversificación de posibilidades, nos provoca desconfianza y ansiedad. No debemos tener miedo a equivocarnos, porque un error siempre conlleva una rectificación y un aprendizaje. No dejemos que nos traten como niños desarraigados y cojamos por fin las riendas de nuestra vida y nuestro futuro.

miércoles, 13 de julio de 2011

Hipocresías Gubernamentales Vol. I: El tabaco

No quisiera pecar de monotemática, pero últimamente me pasa eso de no querer saber de algo o alguien y encontrártelo por todas partes y ese algo, en mi caso, es la pésima gestión gubernamental respecto al tabaco, un ejemplo más de incongruencia, contradicción e hipocresía administrativa de nuestro país.

Antes me preguntaba por qué puestos a recortar libertades amparándose en los preceptos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no cortaban el problema de raíz. La respuesta es demasiado simple:
No interesa cortar el chorro a una de las cinco “gallinas de los huevos de oro” (el tabaco es la quinta partida más importante para las arcas españolas), al menos, no del todo, por eso es mejor gastarse ese dinero en la que desde hoy denominaré “Ley persecutoria antitabaco” que en leyes y medidas preventivas para quienes quieran dejar de fumar y/o para una correcta educación ciudadana de los riesgos del exceso para quienes decidan seguir siendo fumadores.

¿Por qué no financiamos con esas desmedidas cargas fiscales nuestra saturada sanidad? Claro, sin llegar al extremo y “ombligismo” de María Antonia Gimón, presidenta de la Federación Española de Cáncer de mama, que el viernes pasado propuso aumentar más si cabe esas cargas fiscales con el mismo propósito, porque vale, sí, el tabaco es malo para la salud pero también las grasas saturadas y puedo comerme una hamburguesa por 1€.

¿Por qué aumentar los permisos de las terrazas además de por recaudar un poquito más por otro lado?, ¿por unos hosteleros que supuestamente no se han visto afectados por la “Ley persecutoria antitabaco”?, ¿por favorecer a los pobres fumadores a los que ahora se les acusa de crear insalubridad y ruido en las calles?, o ¿por qué realmente interesa bajar el porcentaje de fumadores pasivos, que al final suponen un gasto a la Sanidad y no aportan un ingreso extra?

“Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad”. Bertolt Brecht

domingo, 10 de julio de 2011

Decálogo para un Gobierno no fumador

Después de los acontecimientos del jueves he tenido tiempo para leer, para pensar y para repasar cómo el Gobierno ha pasado de ser un fumador pasivo a un no fumador activo. Como ya he comentado con anterioridad, no pretendo hacer apología del tabaco, de hecho, la mejor forma de dejar clara mi opinión al respecto es haciendo referencia al Club de fumadores por la tolerancia, una entidad sin ánimo de lucro que lucha por la libertad recíproca y el respeto entre quienes fuman y los que no.

Su Decálogo del buen fumador, lectura que también recomiendo, podría resumirse en fumar como placer y no como vicio, respetar a los no fumadores y los espacios sin humo, cuidar el Medio Ambiente y mantener a los menores de edad alejados del tabaco. De hecho, a partir de sus muy buenas intenciones, pensé en hacer mi propio Decálogo del no fumador, pero he decidido apuntar un poco más alto y crear el Decálogo para un Gobierno no fumador:
  1. El tabaco es legal
    Los fumadores, por el simple hecho de fumar, no somos delincuentes.
  2. Más tolerancia y menos prohibición
    Las personas deben tener libertad de elección y pensamiento para su correcto desarrollo.
  3. Los límites a la libertad terminan donde empieza la libertad de otro
    Pero también donde empieza la Ley (ver punto 1 del decálogo)
  4. Para que exista respeto debe ser recíproco
    Consiste en valorar los intereses y las necesidades de todos por igual.
  5. Los fumadores no somos niños
    El tabaco está dirigido a un público adulto y como adultos responsables y bien informados deberíamos ser considerados.
  6. Información y no desinformación
    La información y la pluralidad de opiniones es crucial para una sociedad.
  7. Ayudarás a quienes quieran dejar de fumar
    No sólo existen soluciones farmacéuticas y de pago. En el caso que se necesite apoyo de las primeras deberán estar correctamente reguladas y testadas.
  8. No fomentarás la persecución y la criminalización
    No deberían existir más alternativas para denunciar que para dejar el tabaco. Si la Seguridad Social está saturada también lo están los Juzgados.
  9. Primará el diálogo
    Amigos, vecinos o familiares no deben dejar de serlo por el hecho de que alguien fume donde no debe y que una visita a la Consejería de Consumo o a la Policía Municipal estén por delante de un “perdone, aquí no se fuma, si es tan amable de apagar su cigarrillo...”
  10. En definitiva, intentarás crear una sociedad sin malos humos

jueves, 7 de julio de 2011

La criminalización del fumador

Hoy estoy muy cabreada. Acabo de llegar a casa y lo primero que he hecho es sentarme a escribir estas líneas, bien por desahogo, por impotencia o por pura indignación.
Esta mañana he llevado a los niños con los abuelos, que se los llevan unos días a la playa y que me dejan a mí otros tantos de relajación. A la vuelta, mientras esperaba el autobús, me he encendido ese primer cigarrito del día, disfrutando de un “pequeño soplo de aire fresco”. Estaba un poco apartada (manías inconscientes por una persecución “gubernamental” al fumador que no entiendo) pero eso no ha impedido que otra mujer, lo de señora le queda muy lejos, me interrumpiese. Os reproduzco a continuación la conversación:

- No sé cómo no le da vergüenza, ¡qué asco!
- Perdone señora ¿qué asco de qué?
- Del cigarro ¿de qué va a ser? Haga el favor de apagarlo ahora mismo porque estamos varias personas que no fumamos y que no tenemos por qué tragarnos su basura. Qué poco respeto, qué poca educación…
- Mire señora, estamos en un espacio abierto y puedo fumar perfectamente…
- Con su salud haga lo que le de la gana, pero no con la mía…
- Mire señora…
- No, no, no… mire usted, a saber cómo tiene su casa de mierda, porque fumar… fumar es de guarras…

La llegada del autobús ha salvado a esa mujer de una más que posible y merecida grosería por mi parte. Yo me he sentado a esperar al siguiente mientras seguía escuchándola despotricar y compartir su intolerancia con los que la rodeaban señalándome con su dedo acusador. Independientemente que no entienda los paralelismos entre el tabaco y la limpieza lo cierto es que ha conseguido joderme una mañana que prometía y lo peor es que no la culpo a ella sino al poder político y en general, a la pasividad que mostramos aunque nos recorten los derechos.

¿Respeto? ¿Cómo pueden pedir respeto cuando son ellos los intolerantes? Nosotros hemos aceptado con la cabeza baja que limiten nuestras libertades, que nos señalen, nos increpen y nos criminalicen. Hemos tenido que cambiar hábitos y costumbres, hemos sufrido una exclusión social y encima nos tenemos que sentir avergonzados y culpables. ¡No, señor! ¡Ya está bien de lanzar “cortinas de humo” contra las minorías (o mayorías) para desviar la atención de lo que realmente importa!

Como reza el subtítulo de este blog “Las limitaciones a nuestra libertad están donde empiezan las del otro” y es por eso mismo que entiendo el movimiento anti-fumador y procuro que mis elecciones personales no perjudiquen a terceros, pero también creo que, por poner un ejemplo, el propietario de un establecimiento debería ser libre de dejar o no fumar y por tanto, sus clientes, de ir o no allí a tomarse el café. La posibilidad de elección enriquece las sociedades.

Hola, me llamo Carmen y soy fumadora.

martes, 5 de julio de 2011

El entrecomillado futuro de nuestros hijos

Cuando miro a mis hijos no puedo evitar que una mano invisible retuerza mis intestinos o me pinche con una aguja en la boca del estómago, que me pregunte si no seré egoísta por haberlos traído a este viaje entre “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, “1984” de George Orwell, “Yo, robot” de Isaac Asimov y “La carretera” de Cormac McCarthy. Libros todos ellos que si no habéis leído, os recomiendo encarecidamente.

Permitidme que no pueda ser optimista con la que está cayendo y que el miedo pueda llevarme a pensamientos apocalípticos desmedidos, pero no es tiempo de esperar sino de lucha y determinación.




No me considero una madre sobreprotectora y apuesto firmemente por la independencia y el desarrollo individual de mis hijos, de lo contrario, mis primeras letras en este blog no tendrían mucho sentido, sin embargo, hay bases que considero necesarias para que dicho desarrollo e independencia puedan asentarse:
  • Estabilidad: Mi madre siempre decía que “cuando el dinero sale por la puerta el amor se tira por la ventana”, así que con 5 millones de personas en el paro creo que no hace falta añadir nada más.
  • Educación: El concepto es muy amplio, pero para mí existen dos focos principales, el primero de ellos, la LOGSE o lo que es lo mismo, la progresiva atrofia neuronal del sistema escolar y todo lo que le rodea; el segundo, una sobreprotección parental que tiende a defender cualquier acción de nuestros retoños para excusar la falta de atención que les procuramos debido a una sobrecarga laboral, no siempre acompañada de su correspondiente productividad, en el supuesto y favorable caso de tener un puesto de trabajo.
Lógicamente me gustaría poder procurarles lo mejor a mis hijos, darles la posibilidad de que estudien, si quieren hacerlo y apoyarles para su futura emancipación haciéndoles consciente del valor del sacrificio, el esfuerzo y el respeto. Espero que luchen por sus ideales y que no se dejen agasajar por las promesas incumplidas e ilusiones efímeras que nos han vendido y hemos comprado al mejor postor, pero para ello somos nosotros los que ahora tenemos que dar un paso al frente y cambiar el orden decadente establecido, de lo contrario, FUTURO pasará a engrosar esos términos entrecomillados que nos ha traído el siglo XXI: “vivienda digna”, “ahorro”, “democracia” y “trabajo”.

lunes, 4 de julio de 2011

El debate del pueblo y la consciencia ciudadana

Este fin de semana, en los pocos ratos libres que de los que he disfrutado en soledad, he estado releyendo, viendo y reflexionando sobre el Debate paralelo del Estado de la Nación organizado por el movimiento 15M, centrado en las propuestas recogidas por el Grupo de Trabajo de Economía de Acampada Sol.

La necesidad de iluminar mentes. Fuente: Imágenes de Google

No es mi intención repetir o resumir lo que ya se ha dicho pues creo que, salvo en el uso de las comillas, PeriodismoHumano ha hecho un excelente trabajo y es precisamente su crónica la que me ha inspirado para tratar un tema que viene rondándome la cabeza desde hace mucho tiempo. Leo en su último párrafo:
“Cada vez que voy a la asamblea de Economía los lunes en la Plaza del Carmen me pregunto cómo he podido estar hasta ahora tan mal informado”, decía un chico de unos treinta años la semana pasada en una asamblea del barrio de Malasaña. “Ahora soy un ciudadano mucho más consciente”.
Para mí este es el principal problema en la ciudadanía, el que debería erradicarse antes que cualquier otro: la desinformación aplastante que no deja fluir las ideas y aprisiona la mente. Dicen que vivimos en la Sociedad de la Información y aunque tenemos acceso casi ilimitado a ella no sabemos interpretarla porque nuestro cerebro no está acostumbrado a pensar por sí mismo, a llegar a conclusiones propias, a contrastarlas y mucho menos a defenderlas.

Desde casa, donde queriéndolo o no imponemos criterios e ideologías a nuestros pequeños, pasando por un sistema educativo precario en el que los puntos y comas que estudias hoy de carrerilla se olvidan mañana, acompañado de unos medios de comunicación venidos a menos y un Gobierno sobre proteccionista que parte precisamente de la idea de que no pensamos.

¿Cómo vamos a cambiar las cosas si muchos desconocemos las bases de la democracia? ¿Cómo vamos a salir de un sistema bipartidista si el resto de las propuestas u opciones no tienen cabida en nuestro día a día, si acceder a ellas supone un sobreesfuerzo particular de búsqueda de la identificación personal? Por poner un ejemplo, hasta el 15M, la mayoría de las personas de mi entorno, muchas de ellas con carreras universitarias y supuestamente preparadas, desconocían el Sistema D´Hondt, nunca les/nos ha preocupado.

Se vivía bien con un pastor guiando al rebaño y dos o tres perros guardianes… hasta que nos hemos quedado sin terreno donde pastar. Quizá estemos por buen camino pero todavía queda mucho por recorrer.