El tabaco no siempre tuvo que lidiar con trabas administrativas y sociales, hubo una época en la que no sólo estaba bien visto sino que además era equivalente a sofisticación, atractivo sexual e incluso longevidad.
Algunas de las mejores y más grandes campañas publicitarias de principio del siglo XX estaban asociadas a marcas tabacaleras, se hacían concursos de bellezas para fumadoras y se utilizaba a niños o doctores que afirmaban que fumar era bueno y recomendable.
La serie Mad Men, para quienes la conozcáis, lo refleja a la perfección: el tabaco como forma de desestresar, compartir, celebrar, reflexionar… y su vinculación con el mundo de la publicidad en los años 60. El machismo, el clasismo y el sexo tampoco se quedan atrás, pero después de las recomendaciones de la OMS y las medidas antitabaco que se están tomando en diferentes países, Don Draper se convierte, como el resto de los fumadores, en objeto de críticas y ataques injustificados.
Vuelvo a hacer hincapié en que de ningún modo me gustaría incitar a fumar, pero sí recordar que existen unos antecedentes históricos que no debemos olvidar y a diferencia de entonces, tenemos a nuestro alcance toda clase de información sobre los riesgos del tabaco, por lo que pediría que se nos tratarse como personas capaces que entienden y eligen libremente. Al menos, hasta que los próximos estudios vuelvan a decir lo contrario y encuentren facultades beneficiosas a fumarse un cigarro después de comer…
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